lunes, 8 de marzo de 2010

Salvo el empate.



Sin merecerlo, Defe perdía 1-0 con Almirante Brown. Pero en el final Leandro Martínez Montagnoli conectó de cabeza para rescatar un punto cuando parecía que el Dragón se quedaba con las manos vacías.
Defensores se había quedado sin el invicto del 2010. La derrota ante Colegiales –que no debió serla– tenía directa influencia en el encuentro ante Almirante Brown: ¿se podría recuperar el equipo?¿podría imponer condiciones de local ante el segundo del campeonato?¿sacaría a relucir todo su potencial?En los primeros minutos, los dirigidos por Rodolfo Della Picca parecían tener una respuesta a todos esos interrogantes: “Sí”. Porque ya en el saque inicial Javier Molina, Mauro Conocchiari y Maxi Ceratto encararon para el arco rival y a Defensores le llevó 11 segundos tener el primer remate en ofensiva.Con el doble volante central Jonathan Páez-Ricardo Aparicio presionando y cortando en campo de la Fragata, con el desequilibrio de Ceratto por la derecha y la sapiencia de Albano Becica por la izquierda, Defe imponía condiciones. Pero todo cambió a los cinco minutos, cuando tras una serie de rebotes, yerros defensivos y aciertos del rival, Federico Maraschi puso el sorprendente 1-0. Esto caló hondo en el ánimo del Dragón, que se fue de partido durante un largo tiempo permitiendo que cada ataque del Mirasol sea un paro cardíaco para cada hincha de La Techada o de la platea.Sobre el final de la primera parte, Defe equilibró el encuentro. Si bien de mitad de cancha hacia atrás seguía teniendo desacoples –sobre todo de los dos volantes de recuperación– en la faz ofensiva el Dragón arremetió contra el arquero César Monasterio. Tuvo la más clara en los pies de Javier Molina, que sólo él sabrá si falló desde el borde del área chica por dudar o porque ese posible desgarro en el aductor que lo dejaría fuera de la cancha le jugó una mala pasada.El Rojinegro, con aciertos y errores, se fue derrotado en los primeros 45 minutos sin merecerlo. En el complemento, el contexto del partido cambió. Almirante se plantó 20 metros para atrás abrazándose a ese 1-0 sin siquiera proponer un contragolpe. Entonces, a Defensores le quedó la posesión de la pelota, el dominio territorial y un rival pasivo. Pero vaya paradoja, ante esos tres ítems se vio lo peor del Dragón.Atacando por inercia, por obligación más que por convicción y sin ideas, Defensores iba, chocaba, rebotaba y volvía a ir. Sin peso en el área ante la salida de Molina, todo caía en Ceratto, el único capaz de crear expectativa e ilusión. Fue sano el ingreso de Marcelo Marzoratti quien le aportó salida por la derecha, pero con dos jugadores no alcanzaba para perforar la trinchera defensiva y amarreta que pregonó Blas Giunta.Rebotes, centros, apariciones de Leonardo Luppino, nada se acercaba al empate. Los minutos avanzaban y el panorama era cada vez más oscuro. Cegados, sin claridad, Defensores peleaba pero el destino parecía ser uno sólo.Hasta que en el final del túnel se vio una luz. Entre las penumbras, un ángel desplegó sus alas y vino volando desde el borde del área grande para impactar el centro cerca del punto del penal. Un espíritu celestial vestido de rojo y negro con la 2 en su espalda que clavó la pelota bien cerca del travesaño para producir el milagro: Defensores revivió.Martínez Montagnoli le agregó un empate a la estadística del Dragón y quedará la satisfacción de haberse quedado con un punto cuando la derrota parecía sellada. Sin embargo, Defe no puede terminar de demostrar su potencial y sigue pagando muy caro desconcentraciones defensivas.










fuente: Federico Medina

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